El vino producido en Italia debe centrar toda su atención en los consumidores de gama alta, un segmento de entusiastas del “buen vino” que representa el 7 % y un 12 %, respectivamente, de los clientes regulares de esta bebida en Estados Unidos y China (dos mercados de gran importancia para la industria vitivinícola).
En el gigante asiático, los vinos de lujo están asociados con el prestigio de la etiqueta, la región de origen o las puntuaciones de los críticos, mientras que en EE.UU. se tienen en cuenta las técnicas utilizadas desde el campo a la bodega para estimar la calidad del producto, informa el rotativo ‘Il Sole 24 Ore’.
Todo apunta a que el consumidor Premium se encuentra en un perfil mayoritariamente masculino (66 %) y dispuesto a gastar más de 20 dólares (casi 18 euros) de media en una botella. Además, este comprador se decanta más por vinos italianos (un 59 %, gracias al Valpolicella, Amarone, Chianti, Prosecco) que aquellos de origen francés (40 %).
En el caso del consumidor de alta gama chino, nos encontramos ante un perfil más maduro, con solo un 12 % por debajo de la edad de 29 años que elige como primeras opciones el vino chino y el francés, mientras que un 30 % se decanta por referencias italianas. Finalmente, cabe señalar que en la nación oriental se aprecia la reputación de los vinos sicilianos, toscanos y de la localidad de Barolo (en la provincia de Cuneo, región de Piamonte).